Fue hacia 1930 cuando se carboneó por primera y única vez el monte de Tamarón.
Lo hicieron profesionales llegados desde Magaz, pueblo de la provincia de Palencia. Quienes, uno a uno, montaron hasta tres hornos.
El primero lo situaron en el lugar conocido como La Majada. Para llegar a él hay que ascender por lo que se llamaba la Senda del Monte, que iba desde la zona alta de las eras de abajo, ascendiendo por toda la ladera, hasta llegar a lo que se llamaba la entrada del monte, que estaba sobre la zona de Pradillos. En dicha Majada todavía se aprecia una explanada falta de vegetación que dicen es debido al recalentamiento de la tierra.
El segundo, en el extremo Oeste del monte, entre el Horquillo y Cabaña la Cruz; donde ya no queda ni señal, por ser un terreno más trabajado e incluso cultivado.
El tercero estaba al Noroeste del pueblo. En la zona que se conoce como la Esa, que se encuentra a unos 200 metros más arriba de Valdelar, a la derecha. Muy cerca de la raya con Iglesias.
El trabajo lo realizaron en pleno invierno y era muy duro y nada fácil. Ya que, una vez encendido el horno, hay que estar permanentemente pendiente de posibles inconvenientes, como pueden ser la aparición de llamas que tienen que ahogarse a base de cubrir la leña con tierra. Por lo tanto hay que estar vigilante.
Para protegerse, formaban una estancia-refugio, soterrado y orientado al Sur. Desde donde seguían todo el proceso, día y noche.
Los carboneros se alojaban en la que hoy es casa de la Sra. Montse y parte de sus pertenencias se guardaban en la nuestra.
Como anécdota diré que a uno de ellos, llamado Mauricio, pasado el tiempo, le he visto mucho y ha muerto en Rentería, donde vivía con una hija.
Tomás Mínguez, año 2001